“Javier era un chico brillante, sociable, inconformista, rebelde. Nunca paraba de planear cosas. Le encantaba vivir”. Con estas palabras recuerda Javier Bonet a su hijo. Se suicidó el año pasado, con 21 años, después de “tres años de calvario”. Tenía un trastorno bipolar y sufrió un brote psicótico con 18…